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domingo, 4 de julio de 2010

Las 10 palabras más cansinas de la década 2000-2009

El equipo de expertos de El Cinéfago Descarriado, utilizando las últimas tecnologías en motores de búsqueda, ha localizado los 10 vocablos que, en la década pasada, más veces se han escrito en los foros de cine de la Internet y con los que más se ha dado la matraca.

1-REMAKE: Palabra que va siempre acompañada de toda clase de tacos, insultos e improperios. Ella sola refleja la boyante creatividad que actualmente inunda Hollywood.

2-SUPERHÉROE: A este paso, ningún superhéroe podrá ser considerado como tal, si no dispone de su correspondiente película.

3-ZOMBIES: Mira que en los 80 dieron el coñazo, pero la situación actual es demencial. Y lo peor de todo, es que aún les queda cuerda para rato.

4-OCHENTERO/A: Estética claramente cutre y hortera que, sin embargo, es únanimamente alabada y revindicada por la nerdosfera. Y es que, para muchos, la calidad de un filme es proporcional a su grado de "ochenterismo".

5-TIEMPO BALA/BULLET TIME: The Matrix fue un soplo de aire fresco en el género de la ciencia ficción y toda una lacra para el cine de acción posterior, que se agenció sin contemplaciones un recurso estético que Uwe Boll elevó a un nuevo nivel en House Of The Dead.

6-VIDEOJUEGO: En la década pasada vimos más adaptaciones de videojuegos que en todas las décadas previas, un signo claro de que esta forma de entretenimiento ya está definitivamente aceptada por la sociedad, o eso parece. Pero eso no ha impedido, como reza el tópico, que la calidad de estas películas siga bajo mínimos. La palabra "videojuego" también se ha usado para aludir al aspecto visual y el desarrollo del 95% de blockbusters actuales.

7-GAFAPASTA: Todo el cine que se sale un poco de la norma hollywoodiense o que recibe el calificativo de independiente. Si existe un vocablo casi más desgastado que la palabra friki, es éste.

8-NOLAN: zzzzzzzzzzzZZZZZZZzzzzzzzZZZZZZzzzzzzzZZZZZZzzzzzzzz

9-ABRAMS: 2@¬77&@""""*

*Traducción: ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ

10-BAY: Boom, PLAS, CACHABOOM, teta, AMASIJO DE HIERROS INDESCRIPTIBLE MOVIÉNDOSE, BADABOOM

martes, 29 de junio de 2010

MENTAL STRAWS (I): La industria del videojuego en una galaxia muy, muy lejana

Aquí llego con una reflexión absurda de las mías. Como ya indiqué en mi carta de presentación, soy una persona que tiende a perderse entre los múltiples detalles que poseen las películas. Al igual que el niño que está en clase y en lugar de atender al profesor/a, se entretiene siguiendo con la mirada a las moscas que pululan por el aula, cuestionándose qué siente un insecto y cómo es su vida diaria. Algo así me ocurrió con la última película de Starwars, el Episodio III, ese donde finalmente los Sith se cobran su venganza (o eso dice el título).

Estaba visionando la nueva epopeya galáctica de George Lucas cuando, de repente, salió Anakin jugando a lo que, claramente, se trataba de una videoconsola. He aquí la imagen:



Un detalle tonto que, sin embargo, despertó a mi nerd latente, que no pudo impedir preguntarse "coño, ¿también juegan a videoconsolas en Starwars?". Estoy seguro de que muchos de ustedes, si son tan aficinados como yo a estos cachivaches, también se vieron asaltados por esa duda. Una duda un tanto absurda, ya que si uno lo considera detenidamente, es lógico pensar que en ese universo tan avanzado, además de videoconsolas, también existirán otras cosas como centros comerciales, cines, cadenas de comida rápida o marcas populares de ropa; todos ellos elementos que nunca aparecen en la saga porque son innecesarios para la historia que se nos está contando.

Y no por ello pude escapar a otras dudas como "¿y cómo serán los videojuegos?", "¿cuál es la saga más popular?", "¿qué bestial potencia gráfica tendrá ese cacharro?", "¿existirán gurús como Shigeru Miyamoto o Hideo Kojima pero en versión intergaláctica?" . Todo un mundo por explorar y descubrir dentro de ese universo tan complejo como es el de Starwars. Con estas gilipollescas dudas en mi mente me tiré un buen rato de película.

Pero, sobre todo, me asaltó la clásica pregunta, "¿a qué estará jugando?", esa que todos los viciados inevitablemente nos hacemos cuando vemos a alguien en el Metro con una PSP, mientras intentamos mirar de reojo a la pantalla. Al StarWars The Force Unleashed, seguro que no...

Otra cosa que me llamó la atención es el aspecto de la videoconsola, muy cercano al diseño de una PSP o de una Game Boy Advance. Incluso parece que se juega igual, con la clásica cruceta y los botoncitos. A ver, ¿es que en aquella galaxia no hubo ninguna compañía estilo Nintendo que trajera innovaciones como la pantalla táctil, la doble pantalla o los sensores de movimiento? Quizá es que todo lo propuesto por Nintendo no es más que una moda pasajera que acabaremos relegando al olvido, para jugar a la manera tradicional.

Anakin, el retropopero

Claro que también cabe la posibilidad de que Anakin sea un modernete de esos amantes de lo retro, que se entretienen con videoconsolas obsoletas de hace varios siglos, sólo para llamar la atención. Como uno que había hace poco en mi facultad (la detestable Facultad de CC de la Información de la Complu), que se paseaba por los pasillos jugando a la Gameboy Edición Ladrillo, concretamente al viejo Tetris. Ojo, que a mí también me encantan los videojuegos clásicos, pero eso era rozar el ridículo (lo próximo será sacar a pasear las Game And Watch).Teniendo en cuenta lo mal que me cae Anakin, casi que me decanto por esta última opción.


Y más si tenemos en cuenta que la saga intergaláctica ya nos enseñó el look que tendrían los videojuegos del futuro. Concretamente, lo hizo en la primera película, Una Nueva Esperanza, donde se veía a C3PO y a Chewbacca jugando a un espectacular ajedrez virtual, que sí casa perfectamente con lo que yo entiendo como videojuego futurista y que las actuales tecnologías no permiten desarrollar. Incluso el innombrable Especial Vacaciones nos mostró a Lumpy, el hijo de Chewie, divirtiéndose con una alucinante tele holográfica (alucinante en cuanto a la forma, no en lo relativo al abominable contenido).



Y así, dejándoles con el culo torcido ante mis preocupantes pajas mentales, acabo esta exposición, llegando a la conclusión de que Anakin, además de un follapijas, era un modernete que se merecía todo el mal que le cayó encima (y todo esto porque únicamente salió dos segundos jugando a una maquinita que quizás ni le gustaba. Y a lo mejor, ni siquiera se trataba de una videoconsola...).

lunes, 28 de junio de 2010

Reivindicando: Howard The Duck, un pato adelantado a su tiempo.



Con este texto, inicio una serie de entradas en las que pretendo abordar toda clase de filmes que considero que fueron injustamente menospreciados en su momento, y que merecen un mayor reconocimiento. Y para mostrar que no le temo a nada ni a nadie, he decidido empezar por un largometraje como Howard El Pato, considerado por la inmensa mayoría del público como el mayor fracaso artístico y comercial de la carrera de George Lucas.



En esta vapuleadísima película, un pato parlante del espacio exterior llegaba a nuestro planeta para, cigarro (e incluso preservativo) en mano, ligarse a Lea Thompson y salvarnos de un ente alienígena conocido como el Señor de las Tinieblas (todo ello basado en un cómic de la editorial Marvel). Tan disparatado argumento no fue aceptado ni por el público ni por la crítica de los años 80, que rechazaron con mofa e incredulidad una solvente película de aventuras, aderezada con momentos picantes y desvergonzados. Y es que si algo jugó en contra de Howard El Pato, fue el momento de su estreno. La gente no estaba preparada para algo así. A pesar de lo liberal que fue en muchos aspectos la década del mullet y de los pelos cardados, de un pato de peluche sólo se podían esperar chistes para niños y mucha inocencia. Y más si la cosa estaba avalada por George Lucas.



A riesgo de que jamás vuelva nadie a tomarme en serio (aunque dudo que alguien lo haya hecho alguna vez), me aventuro a decir que Howard el Pato fue, dentro de las películas mainstream, un filme visionario y adelantado a su tiempo. Cogía elementos hasta ese momento asociados únicamente al cine familiar, para tergiversarlos y dirigirse a un público específico de personas adultas que, lamentablemente, en aquel momento apenas existía. Un público que hoy encontramos a patadas, como demuestran el éxito de teleseries de apariencia infantil pero "oscuro" contenido como por ejemplo, South Park o Robot Chicken. Imagino que cuando Howard se estrenó, muy pocos adultos estaban dispuestos a ver una película de aventuras con un parto parlante como protagonista. Todavía no existía esa mentalidad tan extendida actualmente y que nos permite vislumbrar que el humor para adultos, envuelto en estéticas infantiles, en ocasiones puede llegar a triplicar su gracia.


He ahí la posible clave del descalabro de esta película. Es la única explicación que encuentro para las malísimas impresiones que causó una obra que no es ni mucho menos un truño, ya que posee ritmo, no aburre y cuenta con una banda sonora excepcional. Howard llegó demasiado pronto y, a pesar de su fracaso, quizá no sea descabellado pensar que puso el germen para que ahora podamos disfrutar de maravillas como Los Simpsons, South Park, Padre de Familia o videojuegos sobresalientes como Conker´s Bad Fur Day. Es probable que a este denostado pato le debamos más de lo que creemos.

CALIFICACIÓN: 6/10

La Furia de Mackenzie, 5 años después





Por fin he vuelto a enfrentarme a La Furia de Mackenzie. Desde que en 2006 tuve el placer de visionar este filme en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Estepona, no volví a disfrutar de esta sorprendente y única película, por todas las dificultades que han atravesado sus responsables para hallar una distribución que, finalmente, sólo han encontrado a través de Internet, ofreciendo la obra de manera gratuita.

Han sido 5 años de espera, y durante ese tiempo no he hecho más que elogiar sus atributos de una manera pretendidamente exagerada, pero que consideré necesaria, debido a lo rompedora y renovadora que me resultó la propuesta, totalmente alejada de lo que solemos encontrar en el cine español. Si he de ser sincero, de algún modo me atemorizaba volver a ver esta película. Temía que no estuviera a la altura de los grandes halagos que le he ido dedicando en foros y entre mis amistades. Asimismo, todas las películas de aquella edición del festival fueron una mierda, a excepción de la que ahora nos ocupa (y quizás, Wild Country), lo que probablemente propició que la mirase con muy buenos ojos y que Mackenzie me deslumbrara ante tanta basura. Ya saben, en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Y el hecho de haber sido una película hasta hace nada inaccesible, engrandeció el mito. Y para más inri, me hice colega de los artífices, con todo lo que eso significa...



Vista de nuevo, puedo decir con tranquilidad que, aunque no está a la altura de mis alabanzas (y es que me pasé tres pueblos a la hora de juzgarla), sigue siendo una experiencia muy recomendable, digna de admiración, con un trabajo enorme detrás y que tiene ciertos momentos de una calidad indiscutible, por los que merece la pena el visionado. No es ni mucho menos la obra maestra que durante tanto tiempo anuncié, pero me alegré al constatar que sigue siendo tan fresca y original como en su momento, y que el nuevo montaje ha mejorado el clímax final.

Lo cierto es que me decidí a redactar esta entrada para confesar que había sobrevalorado esta película, y al final he acabado rindiéndome nuevamente a sus encantos. Y es que La Furia de Mackenzie me puede. Por favor, José Luis Reinoso, Paco Campano y Félix Cerezo, echadle huevos y haceros otra película. Soy capaz de obligaros, pistola en mano. El cine español necesita más cojones, y Mackenzie los tenía bien gordos.

CALIFICACIÓN: 7/10

martes, 19 de enero de 2010

Realidades paralelas: La révolution du cinéma garage

Cacaman´s Bakery o la panadería de Cacaman. Un lugar, donde, además de los más hilarantes artículos de Cinecutre (he aquí unos ejemplos: Slugs, Mortadelo y Filemón 2), se han horneado diversos experimentos audiovisuales con los que Cacaman ha labrado su efímera pero transgresora y significativa carrera.

Con motivo del estreno en Internet de su última obra, la cual retrotrae irremisiblemnte a sus primeros trabajos, vamos a repasar el legado de este enfant terrible del humor posmoderno.

COMIENZOS COCHAMBROSOS



Su ópera prima, Jepetoboy Redemption, es un ejercicio de estilo que supuso la presentación en sociedad de Jepeto Boy, álter ego de Cacaman con forma de cabeza gigante y voladora, y cuya aparición es habitual en todos sus filmes.

Un cortometraje que constituye uno de los más perfectos ejemplos del 'cine de garaje' ('cinéma garage', pronúnciese en francés), donde el racord, la planificación e incluso la cuarta pared no tienen razón de ser, obviándose los aspectos formales y más "aburridos" de la realización cinematográfica. Aquí se va directamente al grano, a la pura y mera diversión que proporcionan la improvisación y el rodar por rodar.

La principal aportación de Jepetoboy Redemption al 'cinéma garage' fueron sus caretas de cartón. Un revolucionario e inteligentísimo recurso que tambaleó los cimientos de esta corriente artística, al permitir la presencia de estrellas de Hollywood y demás personajes de la farándula sin gastar un mísero euro.

En esta obra ya asomaban algunas de las principales obsesiones de su visionario autor: Morgan Freeman (y sus enigmáticas pecas), los alimentos de dudosa procedencia, los escenarios costumbristas, el simbolismo religioso (la pieza alcanza su clímax con la aparición de la imagen de Jesucristo) y las explosiones, que, debido a la absoluta carencia de medios, fueron acertadamente representadas con bengalas de feria.

Gracias a su éxito, Jepetoboy Redemption contó con un Director´s Cut, donde la imagen y el sonido experimentaron una leve mejora, pero que no terminó de cuajar, ya que se perdieron los impactantes títulos de crédito del montaje original.

¿LA PELÍCULA QUE NUNCA LLEGÓ?



Los seguidores de Cacaman tuvieron que aguardar más de un año para obtener noticias sobre una posible secuela de Jepetoboy Redemption. Sus plegarias se vieron recompensadas con el trailer de Jepetoboy No Remorse, pero, aun con todo el tiempo transcurrido desde entonces, la esperada secuela no ha visto la luz del sol.

¿O sí? Es aquí donde radica el gran misterio de Jepetoboy No Remorse. Al parecer, este sospechoso trailer, como hace temer la fecha '6-6-2066' es, en realidad, Jepetoboy No Remorse. De ser así, el avance no avanzaría nada, el corto estaría escondido dentro del vídeo; sería el vídeo en sí mismo. Otra muestra del marciano y, por ende, genial humor de Cacaman, quien disfruta riéndose de los espectadores y dinamitando la cuarta pared, en lo que es otra constante en su cinematografía, como veremos más adelante y como ya pudimos comprobar en la aterradora secuencia del susto jepetil en Jepetoboy Redemption.

ESCARCEOS RELIGIOSOS



Las inquietudes religiosas de Cacaman, que ya se vislumbraban en Redemption, se manifestaron completamente en Belén Mega Adventures, una épica e influyente obra de animación que inspiró, a, entre otros, Seth Green, para la creación de su popular Robot Chicken.

En Belén Mega-Adventures, secuela de la fotonovela Belen Giga Adventures (adaptada a vídeo con mejorables resultados), el cristianismo y la cultura pop de derribo se entremezclan, dando lugar a un capítulo aislado en la trayectoria del cineasta.

Su larga infancia permitió a Cacaman pasar más tiempo de lo habitual jugando con muñecos por el suelo de su habitación, lo que dotó a su imaginación y a sus ágiles manos de una impresionante habilidad para imbuir de vida y sentimientos a toda una plétora de simples figuritas de Belén y demás muñecos estáticos.

En cuanto a la supuesta secuela de Belen Mega Adventures que se anuncia al final de esta pieza de orfebrería celuloidística, conociendo al responsable, es factible que no exista, y, por lo tanto, ese To Be Continued probablemente representa otra astuta jugarreta para dejar a sus seguidores con ganas de más.

COMPROMISO POLÍTICO



Después de tocar el espinoso asunto de la religión y salir airoso, Cacaman volvió a ponerse a prueba a sí mismo, adentrándose en nuevos terrenos, como el también difícil cine político. Lo hizo a través de una comprometida y coral obra de denuncia, con aspecto de spot de campaña electoral y montada a partir de fragmentos rodados por diferentes autores, previo encargo del director. Toda una rareza digna de alabanza.


EL CÍRCULO SE CIERRA

Alineación al centro
Finalmente, llegamos a su obra cumbre, el más apoteósico de todos sus filmes, capaz de generar el síndrome de Stendhal entre todos aquellos que han tenido el placer de visionarlo. En La Playa Es Una Mierda 2: Venganza (nótese la referencia a una primera parte que no existe; SOBERBIO), Cacaman retorna a sus más puros orígenes, a los de Jepetoboy Redemption, pero aportando todo lo aprendido en estos años y demostrando una clara evolución, en la que, sin embargo, la esencia del 'cinéma garage' permanece inalterada.

No es fácil hallar pautas en una trayectoria tan errática y variada. Lo que sí se puede sacar en claro es que Cacaman carece de rémoras, es un cineasta libre y sin tapujos, que rueda lo que sea con tal de mover a las masas, regalándonos un cine-eyaculación donde todo vale y la intención primordial es divertir y divertirse. ¿Cuál será su siguiente paso? Visto lo visto, preveerlo es una ardua tarea, pero, de seguro, consistirá en otro ejercicio inesperado y único, con el que este polivalente artista volverá a reirse con y de nosotros.

PD: Próximamente, entrevista al mito. Mis agradecimientos por su portada de Cahiers du Cinèma a Howel Davis, el nuevo maestro photochopeador de Cinecutre.com.

viernes, 15 de enero de 2010

Cine familiar

Cine familiar. Al oír estas dos palabras juntas, que tanto se han devaluado últimamente, muchos tiemblan pensando en cosas como Spy Kids, Noche en el Museo y demás películas, con las que sólo se divierten los más pequeños y que generan bostezos e incluso ataques de urticaria entre los mayores. ¿No se supone que en un filme familiar, como su nombre indica, todos los miembros del clan han de divertirse por igual? Pues de eso vengo a hablarles, les comentaré lo que yo entiendo por cine familiar, es más, les citaré el mejor ejemplo existente de cine familiar.



Las pasadas navidades volví a disfrutar de esta obra maestra hasta en dos ocasiones, y ambos visionados sirvieron para reafirmar mis argumentos. Como bien señaló mi colega The Watchful Eye, la película de Batman de los 60 y que protagonizó Adam West, refleja la verdadera esencia del cine familiar o lo que debería entenderse como tal. Y es que, mientras los pequeños se divierten con Batman corriendo de un lado para otro y repartiendo estopa, los adultos se descojonan ante la sarta de incongruencias y gilipolleces argumentales, sabiamente introducidas en el guión.

Digo sabiamente porque, aunque algunos pregonen lo contrario, las mil y un patochadas que inundan esta película (y la famosa serie de televisión en la que se inspira) SON CASI TODAS INTENCIONADAS. En eso radicaba el éxito de este particular Batman que el tiempo ha calificado injustamente de cutre y hortera; cuando realmente no se tomaba en serio a sí mismo y los responsables resaltaban con alevosía la falta de presupuesto y de medios para despertar las simpatías de los adultos.


Así que no se equivoquen, esta película (y, repito, la famosa serie de televisión) tiene poco de cutre y mucho de inteligente y sarcástica. Si viéndola no paran de descojonarse, sepan que sus geniales responsables buscaban precisamente eso, que el público talludito se partiera de risa. Lo que tiene un mérito enorme y demuestra el gran talento de sus guionistas porque, en la mayoría de ocasiones, las cutradas y los errores cinematográficas sólo hacen gracia cuando surgen sin premeditación. Y Batman de 1967 está totalmente premeditada.

Si aún dudan acerca de lo que les estoy contando, adquieran este filme en DVD y escuchen los divertidísimos comentarios de Adam West y Burt Ward, de los que destaco "yo le dije al cámara que abriera el plano para que se viese bien el cable que me sujetaba" o "mirad cómo bebo leche en mi copa de coñac". Aprende, Christopher Nolan. Ya estoy tardando en descubrirle esta obra a mi sobrino de cuatro años y tener una excusa para volver a descojonarme una vez más.

lunes, 11 de enero de 2010

Experiencias metacinematográficas


Ni fu ni fa. En eso se resume mi opinión sobre Avatar. Quizá fui víctima de las expectativas, pero es que, a pesar de su alucinante despliegue visual, la epopeya de Cameron me dejó indiferente, a causa de su argumento excesivamente convencional, con nulas sorpresas para un cinéfilo mínimamente curtido. No es una película mala, en absoluto, pero sin la tecnología que la envuelve, quedaría probablemente relegada al olvido (eso sí, la chavalada en torno a los 13-14 años, la va a disfrutar muchísimo).


Pero no he venido a hablar estrictamente de Avatar. Verán, mientras degustaba sus efectos tridimensionales, rememoraba el momento más inmersivo que he vivido en un cine. ¿Saben con qué película? No se cachondeen con lo que voy a soltar. Fue con la manida Karate a Muerte en Torremolinos de Pedro Temboury.

Hace siete veranos, tres amigos le echamos pelotas y nos plantamos en el Cine Cité de Méndez Álvaro con la intención de pagar por ver en pantalla grande algo cutre de cojones. Que la experiencia fuese gratificante es lo de menos. Si por algo recordaré para siempre aquella sesión, será por la secuencia en que el monstruo Jocántaro surge de las aguas en el último tercio del filme.



Y es ahora cuando viene lo que les quería contar. Mientras mis amigos y un servidor nos destrozábamos la garganta a risotadas, se escuchaban alaridos alrededor nuestro. No recuerdo si fui yo o mi amigo Dimitri, pero uno de los dos espetó algo así: “joder, la película será cutre, pero tiene el dolby surround más acojonante y conseguido de la historia”. Dicho esto, los gritos crecieron de volumen y fueron acompañados de golpes y vibraciones en las butacas.

Estupefactos ante tal despliegue de medios, decidimos darnos la vuelta para comprobar si detrás nuestro estaba ocurriendo algo. La visión que vino a continuación quedó grabada en mi retina para la eternidad. El mismísimo monstruo Jocántaro se había materializado en la sala y estaba retozándose, saltaba por los asientos del cine y repartía latigazos a los descojonados/acojonados espectadores. Todo ello como parte de una performance sorpresa que engrandeció aquella proyección hasta el infinito y que durante unos leves instantes hizo creer a parte del público que la ficción se había fusionado con el mundo real.

Resulta increíblemente irónico y curioso que, ni con todo el dinero del mundo, Cameron lograse que yo sintiera con Avatar una experiencia similar a la que me proporcionó, aunque fuera durante tres o cuatro segundos, una de las películas más tercermundistas y baratas que se han estrenado en un cine español. Supongo que otra vez será.